Helio
número atómico 2, símbolo He
y peso atómico estándar de 4,0026. Pertenece al grupo 18 de la tabla periódica
de los elementos, ya que al tener el nivel de energía completo presenta las
propiedades de un gas noble. Es decir, es inerte (no
reacciona) y al igual que estos, es un gas monoatómico incoloro e inodoro que
cuenta con el menor punto de ebullición de todos los elementos químicos y solo
puede ser licuado bajo presiones muy grandes y no puede ser congelado.
Durante un eclipse solar en
1868, el astrónomo francés Pierre Janssen observó una línea espectral amarilla
en la luz solar que hasta ese momento era desconocida. Norman Lockyer observó
el mismo eclipse y propuso que dicha línea era producida por un nuevo elemento,
al cual llamó helio, con lo cual, tanto a Lockyer como a Janssen se les
adjudicó el descubrimiento de este elemento. En 1903 se encontraron grandes
reservas de helio en campos de gas natural en los Estados Unidos, país con la
mayor producción de helio en el mundo.
Industrialmente se usa en criogenia (siendo su principal uso, lo que representa
alrededor de un 28 % de la producción mundial), en la refrigeración de
imanes superconductores. Entre estos usos, la aplicación más importante es en
los escáneres de resonancia magnética. También se utiliza como protección para
la soldadura por arco y otros procesos, como el crecimiento de cristales de silicio,
los cuales representan el 20 % de su uso para el primer caso y el
26 % para el segundo. Otros usos menos frecuentes, aunque popularmente
conocidos, son el llenado de globos y dirigibles, o su empleo como componente
de las mezclas de aire usadas en el buceo a gran profundidad.1
El inhalar una pequeña cantidad de helio genera un cambio en la calidad y el
timbre de la voz humana. En la investigación científica, el comportamiento del
helio-4 en forma líquida en sus dos fases, helio I y helio II, es importante
para los científicos que estudian la mecánica cuántica (en especial, el
fenómeno de la supe fluidez), así como para aquellos que desean conocer los
efectos ocurridos en la materia a temperaturas cercanas al cero absoluto (como
el caso de la superconductividad).
El helio es el segundo
elemento más ligero y el segundo más abundante en el universo observable,
constituyendo el 24 % de la masa de los elementos presentes en nuestra galaxia. Esta abundancia se encuentra en proporciones
similares en el Sol y en Júpiter. Por masa se encuentra en una proporción doce
veces mayor a la de todos los elementos más pesados juntos. La presencia tan
frecuente de helio es debida a elevada energía de enlace por nucleón del
helio-4 con respecto a los tres elementos que le siguen en la tabla periódica (litio,
berilio y boro). Esta energía da como resultado la producción frecuente de
helio tanto en la fusión nuclear como en la desintegración radioactiva. La
mayor parte del helio en el universo se encuentra presente en la forma del isótopo helio-4 (4He), el cual se cree que se formó
unos 15 minutos después del Big Bang. Gracias a la fusión de hidrógeno en las
estrellas activas, se forma una pequeña cantidad de helio nuevo, excepto en las
de mayor masa, debido a que durante las etapas finales de su vida generan su
energía convirtiendo el helio en elementos más pesados. En la atmósfera de la Tierra se encuentran trazas de helio
debido a la desintegración radioactiva de algunos elementos. En algunos
depósitos naturales el gas se encuentra en cantidad suficiente para la
explotación.
En la
Tierra, la ligereza de helio ha provocado su evaporación de la nube de gas y
polvo a partir de la cual se formó el planeta, por lo que es relativamente poco
frecuente —con una fracción de 0,00052 por volumen— en la atmósfera terrestre.
El helio presente en la Tierra hoy en día ha sido creado en su mayor parte por
la desintegración radiactiva natural de los elementos radioactivos pesados (torio
y uranio), debido a que las partículas alfa emitidas en dichos procesos constan de núcleos
de helio-4. Este helio radio génico es atrapado junto con el gas natural en
concentraciones de hasta el 7 % por volumen, del que se extrae
comercialmente por un proceso de separación a baja temperatura llamado destilación
fraccionada
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